La nostalgia de coleccionar
Hoy en día tenemos muchas cosas a nuestro alcance gracias a la tecnología. Pasamos mucho tiempo viendo una pantalla, ya sea por nuestro trabajo o como pasatiempo, pero te hace pensar cómo eran las cosas antes. Desde lo más simple que era salir a jugar con tus amigos, pasar más tiempo con la familia jugando juegos de mesa, entre muchas cosas más.
Es indudable que estamos viviendo una época en la que los personajes de la cultura pop, están más vivos y presentes que nunca, en gran medida gracias al cine y la televisión, en los que vemos cómo los personajes de cómic saltan de las viñetas a la pequeña y gran pantalla, en forma de películas y series; los videojuegos que cada vez tienen un mayor grado de realismo; y por supuesto a un gran medio de infinita difusión como es Internet.
Es ahí donde nos apegamos a la nostalgia, porque nos hace recordar esos momentos en nuestra infancia en los cuales no nos dábamos cuenta del entorno, simplemente lo disfrutamos a nuestra manera. Ahora que crecimos, en ocasiones queremos que esos recuerdos no se vayan, mantenerlos vivos en nuestra memoria y que nos hagan pensar que a pesar de que crecimos y pasó el tiempo, seguimos siendo esos aventureros que tenían su caricatura favorita, su comic favorito, su juguete favorito.
Es ahí donde entran los coleccionistas y el valor de la nostalgia al momento de empezar una colección.
La nostalgia, como emoción, existe desde que la civilización tiene memoria. En la década de los 50 el vendedor coleccionista genera más ingresos pintando cartas y cromos que arreglando relojes. Podemos tener nuevas ediciones de la caricatura que veíamos de niño pero sabemos que no nos va a llamar la atención como lo hacía antes. Nos gustan los personajes clásicos, las historias desde el principio, los recuerdos que esto nos genera. No queremos la remasterización, queremos las cosas como eran antes.
Un ejemplo muy simple puede ser Nintendo, que a pesar de seguir lanzando nuevas consolas, nuevos juegos, nuevas ediciones, acude a lo “retro”, con una consola en la que puedas seguir jugando los clásicos de tu infancia. Ahí es donde entran 2 tipos de coleccionismo. Uno en el que quieres mantener completa una colección, sean las ediciones que sean, te gusten o no te gusten. Y la otra es por nostalgia, solo quiero tener la colección que tiene a los personajes de los 80´s o 90´s que es cuando yo la veía.
Los años 90 y sobre todo los 80, están grabados con especial cariño en la memoria colectiva, en los que el cine y la televisión jugaron un papel fundamental, ¿qué niño de esa época no soñó viajar en el tiempo en un Delorean, ir en El Coche Fantástico a toda velocidad por la carretera, convertirse en Super Saiyan y lanzar un Kame Hame Ha, o poder subir al increíble robot más grande del mundo como lo era Mazinger Z?.
¿Cuál sería el precio de esta nostalgia?
Más allá de un valor monetario, creo que es un sentimiento de satisfacción poder coleccionar piezas que tengan un valor sentimental para ti. La vida está llena de momentos difíciles, atesorar estos momentos de nostalgia nos ayudan a olvidarnos un poco de todo. Ese momento en el que te llega tu pedido y lo abres es un pequeño punto de felicidad, que se puede ir expandiendo a momentos complementarios. Todo es dependiendo del valor que le agregues a la colección. Lo verdaderamente importante es, no reprimir ese sentimiento y vivirlo sin importar lo que piensen o digan los demás; pero sobre todo, es disfrutar la nostalgia, hay personas que sufren o recuerdan con tristeza momentos de su pasado. La idea es poder cambiar ese sentimiento por uno positivo, en donde puedas recordar de tu pasado y que sea un recuerdo de satisfacción.
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¿Estás listo para comenzar tu colección?
